¿ Y EL MEDIO AMBIENTE QUÉ ? LOS DAÑOS DE LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

¿Y el Medio Ambiente… Qué?
LOS DAÑOS DE LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
Por: Jorge Armando Nevarez Montelongo

Próximos a la época del año de cierre de ciclos, de convivencia familiar y social y también de relativa disponibilidad de mayores recursos económicos, es importante reflexionar sobre los efectos ambientales que provocan los deshechos de la gran cantidad de objetos tecnológicos manufacturados por la industria de la transformación que, con el propósito de disfrutar de mayores comodidades, estar mejor comunicados o simplemente de mantenernos en un estatus socioeconómico, continuamente estamos adquiriendo.

Dada la sociedad de consumo que vivimos y los ritmos e inercias que nos ha marcado la modernidad acelerada, se ha hecho imprescindible el uso de aparatos electrónicos, cibernéticos, de comunicación o entretenimiento, que tienen, sin embargo, por lo general una vida útil mas corta que la propia utilidad que nos da.

No bien empezamos a comprender su manejo y el provecho que podemos obtener de ellos con las múltiples aplicaciones que están surgiendo, cuando ya son obsoletos o dejan de ser eficientes por las mayores capacidades que se requieren. Esto obliga a renovar mas rápido los equipos y desde luego a dejar en desuso los que poseemos, sin por lo general, darles un destino final adecuado que no afecte al medio ambiente.

La duración de los productos es un aspecto muy importante desde el punto de vista ambiental, ya que es a través del tiempo de vida o de uso de ellos que satisfacemos cierta necesidad, la mayoría de las veces creada, sin tener que adquirir otro mas actualizado. Si es corta, se genera una mayor actividad de la producción industrial y con ello, mayores emisiones de contaminantes a la atmósfera o generación de desechos tóxicos en depósitos muchas veces inseguros.

Hasta la segunda mitad del siglo pasado se fabricaban bienes de consumo bajo el criterio de que debían durar todo el tiempo que fuera posible dada la inversión que se hacia, sin embargo, a partir de esos años y con el afán de obtener mayores utilidades mediante las ventas por volumen, se cambiaron los criterios de producción acortando la vida útil de los productos e inclusive haciéndolos más accesibles a las personas.

Se dice en el medio industrial que un articulo que no se desgasta es una tragedia para los negocios, por eso los fabricantes apoyados en técnicas mercadológicas y de comunicación, han incitado el deseo del consumidor de poseer algo un poco mas nuevo, un poco mejor y un poco antes de lo necesario, teniendo estos principios siempre presentes como guía de lanzamiento de nuevos productos al mercado.

Esto algunos lo definen como Obsolescencia Programada, es decir el fabricar bienes cuyos componentes, materiales o aplicaciones cubran una expectativa inmediata para que después de un cierto periodo de tiempo sean inútiles o inoperantes, y entonces aparecen con la publicidad adecuada nuevos productos que hacen lo mismo pero mejor, mas rápido y generalmente con un diseño mas atractivo.

Para otros, la obsolescencia programada o planificada es “el intento de parte del fabricante de un bien, de reducir el ciclo de vida de un producto para que el consumidor se vea obligado a adquirir otro similar“. Vance Packard (1914–1996), periodista y crítico social, en su obra “Los Fabricantes de Desechos“ clasifica en varios tipos esta estrategia de producción, la obsolescencia de función, la de calidad y la de deseo.
La primera se da cuando un producto sustituye a otro por su funcionalidad superior, la segunda cuando el producto se vuelve obsoleto por un mal funcionamiento programado y la tercera cuando el producto, aun siendo completamente funcional y no habiendo sustituto mejor, deja de ser deseado por cuestiones de moda o estilo, también denominada obsolescencia percibida.

Estas estrategias de producción nocivas, contribuyen en gran medida a las condiciones actuales de deterioro ambiental que tenemos en nuestro planeta por la gran contaminación que supone cada producto desechado, además de atentar contra la economía de los consumidores para que los fabricantes obtengan mayores beneficios. Imaginemos la disposición de los desechos electrónicos de cualquier porcentaje de los mas de 8 mil millones que somos ahora.

Se lleva a cabo con toda intención y con la premeditación de forzar a los consumidores a sustituir los bienes con otros que ya se tienen diseñados y planeados con anticipación, para lanzarlos al mercado en los momentos más convenientes para que las ventas permanezcan altas, siempre en función del ciclo de vida corto de los productos, en una incitación continua al consumo excesivo.

La obsolescencia programada son actos deliberados de los fabricantes que no podemos evitar, pero si podemos al menos tratar de prescindir del uso de esos productos o alargar los tiempos de uso para no hacer la nueva adquisición en los tiempos que ellos planean. La Obsolescencia percibida, si tiene mas que ver con nuestra voluntad y nuestra conciencia ecológica. Ahí sicológicamente los fabricantes emplean medios subliminales para mantener un consumo ascendente.

Pero si sabemos y comprendemos lo dañino que puede ser para el medio ambiente el desecho de un producto determinado, utilicémoslo hasta que realmente nos deje de servir teniendo el cuidado de disponerlo de manera adecuada. Es obligación del estado en su nivel municipal la gestión, el manejo y disposición final segura y sin daños al medio ambiente de esos desechos, pero también es una corresponsabilidad ciudadana el uso y la adquisición innecesaria. Ser consumidor consciente, procurar conocimiento del bien, tratar de reciclar o manejar nuestros desechos adecuadamente, es nuestra responsabilidad.

X: @_jorgenevarez ,
E-mail: jnevarez_01@yahoo.com.mx

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