¿Y el Medio Ambiente… Qué?
LA SOSTENIBILIDAD URBANA CON PLANEACIÓN Y ENFOQUE, ES POSIBLE.
Por: Jorge Armando Nevárez Montelongo
Los pronósticos de los expertos del fenómeno demográfico y su comportamiento, apuntan a una progresiva e incontenible, hasta ahora, concentración humana en las ciudades de cerca del 70% de la población hacia el año 2050, cuando el planeta se espera tenga 9,700 millones de habitantes, aproximadamente un 20% más de 8 mil que somos ahora.
Desde luego es una problemática multifactorial, que va desde los conflictos locales, geopolíticos, falta de oportunidades, el incremento de la pobreza y la pérdida de la calidad de vida. Todo ello en medio de un deterioro ambiental creciente por la escasez de lluvias y pérdida de ecosistemas, aumentando la erosión y desertificación de amplias zonas de cultivo o de aprovechamiento de recursos naturales, que derivan necesariamente en un conjunto muy diverso de problemas de índole social, económico y ambiental
Es una tendencia sin duda difícil de frenar y mas aún de revertir, parece un hecho consumado, sobre todo en los países todavía en desarrollo como el nuestro. Las políticas públicas, el avance tecnológico, nuestro estilo de vida, nuestras aspiraciones individuales y de familia, así como la globalización, nos llevan a una incesante búsqueda de una vida mas disfrutable y cómoda. Algo totalmente natural, lógico y valido. Sin embargo, con poca atención al cuidado de los recursos naturales y nuestro entorno, ese es el problema.
Requerimos obtener y consolidar la conciencia de que, no solo nosotros, sino también y especialmente las generaciones que vienen, no podrán disfrutar de una vida sana y con calidad si no estamos al tanto, defendiendo y cuidando lo que ocurre con los elementos naturales que nos dan sustento, como el aire, el agua, el suelo, la vida animal y la vida vegetal.
En ellos están y no en ningún otro invento del hombre, por más que nos facilite la vida o nos dé un aparente bienestar, los recursos vitales para nuestra sobrevivencia y desarrollo. Ellos son condición indispensable para la existencia, así los debiéramos valorar y por lo tanto, es un acto de consideración a nosotros mismos, el concientizarlo.
Ante la mayor y probablemente insostenible migración humana del medio rural hacia las zonas urbanas, la planeación y el crecimiento ordenado, deben ser las premisas. La conservación de los ecosistemas proveedores de beneficios ambientales y de las zonas de infiltración y recarga de agua a los mantos freáticos, el respeto a la planificación del crecimiento, así como el incremento en la demanda de servicios básicos fundamentales, seguirán siendo el gran reto para hacer sustentables las ciudades.
Actualmente la población asentada en las ciudades del mundo es de casi 4,500 millones de personas, de ellas al menos la mitad vive en ciudades con menos de 500 mil habitantes, mientras que el resto se reparte entre las de entre 500 mil y 5 millones de habitantes, donde se está experimentando el mas rápido crecimiento, de modo que actualmente las mega ciudades representan solamente el 10% del crecimiento mundial urbano.
Sin embargo, las complejidades para dotar y sostener los servicios básicos en este pequeño porcentaje, por lo general el de mayor resonancia y centro de atención, superan con mucho lo que ocurre en el 90% restante de la población asentada en las manchas urbanas. Esto en lugar de tomarse como una dificultad puede ser un área de oportunidad mas fácilmente atendible retomando los elementos debidos de planificación, reordenamiento y prevención.
Por otro lado, de acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas en su documento “World Urbanization Prospects“ aproximadamente uno de cada siete habitantes del mundo ocupa asentamientos urbanos de forma irregular en precarios hogares autoconstruidos, cifra que se va a incrementar hacia el año 2050 para llegar a más de 3,000 millones de seres humanos viviendo en circunstancias de pobreza, inseguridad en la tenencia de la tierra, carente o muy deficientes de servicios públicos elementales, incremento en drogadicción, delincuencia y problemas de salud, entre otros.
Esta situación inevitable obliga a los gobiernos y la sociedad en su conjunto en un contexto de buena gobernanza, a emprender acciones preventivas y de fondo para retomar la planeación como elemento fundamental, redireccionar el desarrollo de las ciudades y dentro de lo posible convertirlas en saludables, verdes, inclusivas, productivas, seguras, y sobre todo resilientes, ante los embates del cambio climático.
Pero para lograr restablecer algo de estos equilibrios perdidos, todos tendremos que hacer lo correspondiente para restañar en lo más posible los daños causados al planeta. Parte fundamental de esto son los propósitos que se han fijado desde hace casi una década, en los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, cuyas metas y compromisos se han revisado ya muchas veces y cuestionado su avance por el incumplimiento en que han caído los grandes países que más han dañado nuestro Planeta.
Urge pues, en esas ciudades pequeñas y medianas que aun pueden salvarse, planificar y retomar acciones y estrategias de desarrollo amigables con el medio ambiente en materia de crecimiento, reordenamiento territorial y respeto al uso de suelo, vivienda, energía, transporte, gestión del agua y de residuos solidos, salud, prevención de desastres, combate al cambio climático y a la pobreza, que bien pueden ser un ejemplo para el resto del mundo y avanzar en tener un mejor lugar donde vivir.
Pero como en todo deben privilegiarse los equilibrios, también es imprescindible canalizar máximos esfuerzos presupuestales y nuevas estrategias de regeneración de las condiciones estructurales apropiadas en lo económico y social, para que para la población rural encuentre y mantenga en sus comunidades, los satisfactores necesarios que eviten la necesidad de migrar en la búsqueda de una mejor vida, abandonando lo que tanto aman. Seguro también mejorara su calidad de vida.
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