Recorriendo…
En los tiempos actuales, igual que los pasados y antepasados, la migración es parte de procesos derivados de infinidad de factores. Lo mismo el pueblo judío en Egipto que los anglosajones llegados al continente americano, por mencionar solo un par.
A nivel local regional, llama la atención la emigración político partidista que se observa y que pareciera, engloba a diversos tipos de dicho fenómeno, como son la migración por causa política, causa económica y quizá un poquito del factor cultural.
En las últimas décadas, en lo que a Canatlán se refiere, se ha venido dando un proceso, quedando atrás aquel panorama en el cual se conocía al priísta, al panista y al pesumista, petista, perredista o como se llamaría el partido de izquierda en ese momento. Total, estaban centro izquierda, derecha e izquierda, más o menos.
Uno de los primeros cambios de chaqueta partidaria o emigración partidista se dio del PRI al PRD, en la década de los años 80´s. derivado por lo que en general ha sido el común denominador hasta la flecha, dijera el indio: No alcanzaron la posición o puesto que buscaban y a irse donde está la oportunidad, en lo que también se puede llamar la cultura de la superación, dicho con el sentido positivo.
Mientras el Partido Revolucionario Institucional fue el jefe de jefes, el que mandaba en los gobiernos nacional, estatal, municipal y hasta el ejidal, era para los políticos como la Meca para el pueblo árabe o Jerusalén para el judaísmo/cristianismo, para los políticos buscadores de chamba y/o de una vida mejor.
Los de ideología conservadora, los auténticos, se iban al PAN o a donde el líder religioso les sugería, mientras que los auténticos de izquierda buscan el partido que los representara, aunque también les significara represión, cárcel o al menos marginalidad para acceder al poder, a puestos de gobierno.
Ahora son otros tiempos, modernos, de libertinaje político, tanto de los Partidos como de los políticos: los primeros porque aceptan todo lo que les cae y los segundos porque no tienen la mínima intención de evitar pasar como incongruentes, a sabiendas de quien están fuera del presupuesto están en el error.
Así, algunos institutos políticos están sufriendo la migración de muchos de los militantes, que se han ido a otros espacios que les ofrecen al menos empleo o mayores prebendas, lo que ha venido en desaparición, como el PRD, el PCM, PSUM y a lo que se mira, ahí lleva el caminito el PRI, así como también partidos patiños como el Duranguense, de muy poca memoria.
El PT estuvo a punto de perder su registro, pero vino la mano amiga del PRI, que lo salvó de la extinción con aquella elección extraordinaria en Aguascalientes.
En fin, ahora es el común denominador que aquel personaje X que brilló en el PRI ahora sea el candidato, dirigente o funcionario en el PAN, MORENA o donde encuentre respuesta a sus necesidades.
Partidos que lucharon por crecer y lo hicieron, como MORENA, pronto se llenaron de priístas, petistas, perredistas, ecologistas, naranjas y toda clase de migrantes partidistas.
En ese sentido, bien cabe aplaudir al Partido Acción Nacional, que durante muchos años se conservó muy congruente con principios y dogmas, perseguidos muchas veces, pero que conforme aprendió a negociar con el PRI, también comenzó a llenarse de priístas.
Actualmente, en lo que a Canatlán se refiere al menos, se mantiene como partido serio. Donde el panista es militante por convicción o porque es familiar del panista picudo. Nacieron y se mantuvieron como partido opositor durante muchos años, lo que a la fecha lo sostiene como un partido sin mucho migrante o emigrante, que lo mismo aguantaron estar lejos del poder que el disfrutar su ascenso.